Tanto a los autónomos que tienen que aceptar ser falsos autónomos por necesidad y no tener más remedio, como a aquellas empresas que lo practican por ahorrarse unos costes, en la asesoría laboral en Chamberí advertimos de que esta práctica que tan de moda se ha puesto en nuestro país durante y tras los años de la crisis económica no es, en primer lugar, nada ética y probablemente puede traer consecuencias por hacer un uso fraudulento del régimen de trabajo por cuenta propia.
Lo primero, no obstante, es definir a qué nos referimos en la Gestoría Garde con los falsos autónomos y en qué se diferencian de los autónomos económicamente dependientes. Se puede definir a los falsos autónomos como aquellos profesionales integrados plenamente en la estructura empresarial, sometiéndose a tareas y horarios regulares y predefinidos, y a decisiones y retribuciones monetarias tomadas, generalmente, de forma unilateral por el empresario como si de un trabajador asalariado se tratase, pero con la diferencia de que el trabajador es el que paga a la Seguridad Social su cuota de autónomo.
De hecho, con las ayudas a este colectivo, especialmente la referida a la tarifa plana de 50 euros durante seis meses, muchas empresas nos han preguntado en la asesoría laboral en Chamberí sobre las consecuencias de llevar a cabo esta práctica por la que despiden a el empleado asalariado, para contratarle como autónomo acto seguido en las mismas condiciones. Una práctica fraudulenta que va, por supuesto, en contra tanto de los trabajadores asalariados como del colectivo de autónomos y de las pymes que están legales.